27 de mayo de 2012

LOS OFICIOS MEDIEVALES


LOS OFICIOS MEDIEVALES
En la Edad Media eran muchos los oficios aunque algunos se valoraban más que otros.
En esos tiempos, oficio era el trabajo que algunos menestrales realizaban a cambio de una retribución económica. Por lo tanto no podemos considerar como profesiones el ser noble o sacerdote que son en realidad clases sociales.
Por otra parte, los valores medievales eran muy diferentes a los nuestros, ya que aunque pueda resultar extraño, los médicos estaban bastante mal considerados y solían ejercer este oficio físicos judíos.
De manera bastante lógica, las profesiones más valoradas eran aquellas que producían un gran valor añadido a los productos, y por lo tanto llevaban riqueza a la comunidad donde ejercían.
Una buena espada podía llegar a costar 3.000 maravedís de oro. Ciertos tintes multiplicaban el valor de la seda por 100, etc.
Los oficios verdaderamente valorados y por tanto apreciados eran los de espadero, tinturero, cantero...
Y, cómo no, los comerciantes, los escribanos, y los cambistas o banqueros aunque en realidad, estos últimos eran prestamistas.
Todos ellos fueron los que hicieron fuertes a las ciudades en competencia directa con la tierra llana y consiguieron dar el paso hacia el renacimiento y la edad moderna.
Otros oficios medievales eran: escardador, hilandera, cantero, herrero o forjador, hojalatero, encuadernador, alfarero, cestero, espartero, bolillera, soplador de vidrio, ebanista, platero, cerero, aliñador de aceitunas, orfebre, odrero, alpargatero, iluminador, miniaturista vidriero, platero, picapedrero, titiritero, malabarista, juglar, monje, molinero, pastor, pintor, quesero, panadero, destilero, mago, saltimbanqui, mercader, cuchillero, trovador…


borlaf@castillalamancha.es
pabloelborlaf@yahoo.es
pabloelborlaf@gmail.com
pablo28865@hotmail.com


www.bubok.es/libros/210130/EL-ORIGEN-DE-LOS-BORLAF

16 de mayo de 2012

LA INICIACION EN BUSCA DE "EL ORIGEN DE LOS BORLAF"



EDMUND BURKE
Fue un filosofo, tratadista y político irlandés (Dublín, 1729 - Beaconsfield, 1797). Se educó en el seno de una familia protestante. Destacó como excelente orador y ejerció una influencia en el Parlamento irlandés como miembro del partido whig (ala liberal de la aristocracia británica).

Se declaró hostil a la Revolución Francesa y a cualquier otra abstracción doctrinal, por considerar que los regímenes políticos se han de conformar a las circunstancias concretas de cada país.

Contra el clasicismo y el racionalismo de buena parte del pensamiento estético de la Ilustración, Burke defendió el carácter no racional, y hasta no voluntario de la belleza. Afirmó que la belleza no consiste en proporción o armonía, sino que es una cualidad que se imprime directamente sobre nuestros sentidos y nuestra imaginación, y que lo sublime es por naturaleza inexplicable.

Sus principales obras fueron:
"Indagación sobre el origen de nuestras ideas sobre lo sublime y lo bello" publicada en 1756 y "Reflexiones sobre la Revolución Francesa" publicada en 1790.

Entre sus pensamientos está "las gentes que nunca se preocupan por sus antepasados jamás miraran hacia la posteridad".

Este pensamiento es el que, tras haber tenido de siempre cierta curiosidad sobre la procedencia de mi apellido Borlaf, en un momento dado me hizo dar el paso definitivo que me lanzó a la búsqueda de todo cuanto fuese posible sobre tan "original" apellido así como de mis ancestros.



5 de mayo de 2012

BUSCAR EL APELLIDO BORLAF Y LAS LIMITACIONES DE LOS ARCHIVOS ECLESIÁSTICOS Y CIVILES


Las limitaciones de los Archivos

En el Imperio Romano hubo algún precedente de este tipo de control estatal, pero tan sólo se hicieron censos sin periodicidad alguna, y se trataba, en general, de simples recuentos de ciudadanos, sin más.
Durante muchos siglos ni el Estado ni la Iglesia se preocuparon de disponer de un registro del estado civil de las personas.
Fue la Iglesia Católica quien, a partir del Concilio de Trento, dio normas regularizando el modo de llevar los libros parroquiales de bautismos y matrimonios y posteriormente también se impuso el de defunciones. Los datos recogidos en estos libros no tardaron mucho en comenzar a ser utilizados y admitidos como prueba en los contenciosos civiles.
Por otro lado la Constitución de 1869 proclamaba la libertad de culto. Esta libertad exigía la creación de un Registro Civil en el que anotar los datos de todos los españoles, fueran o no católicos, y así surgió la ley "provisional" de 17 de junio de 1870 que implantó por vez primera en el Estado tal registro, ya con sus actuales características generales. Tal ley entró en vigor en 1 de enero de 1871.
Es por esto que mediante los Registros Civiles como mucho podemos acceder a datos de 1871 mientras que mediante los Archivos Eclesiásticos, si hay suerte, encontraremos datos incluso del siglo XVI.


Pérdida del patrimonio documental

Con harta frecuencia se ha acusado a la Iglesia Católica de abandono en relación con su patrimonio artístico, bibliográfico y documental. En lo relativo a los archivos eclesiásticos se puede constatar que no siempre estos se encuentran en óptimas condiciones y conservados en su integridad, pero es debido, no tanto a la falta de interés de obispos y sacerdotes, como a la carencia de medios materiales unas veces y a los elementos naturales de destrucción en otras.
Aunque es la Guerra de la Independencia la que constituye la mayor catástrofe, no sólo para el patrimonio artístico, sino también para nuestros archivos.
Al producirse los sucesos de mayo de 1808, la actual provincia de Guadalajara se encontraba dividida, en lo que su administración religiosa respecta, entre el Obispado de Sigüenza, con 325 pueblos; el de Cuenca, con 32 y el Arzobispado de Toledo, con 132, entre ellos la capital, dentro de la Vicaría de Alcalá.
Por lo que se refiere a la provincia Guadalajara y con¬cretamente, al período de la Guerra de la Independencia, la bibliografía es bas¬tante escasa y menos aún son los que versan sobre la situación de la Iglesia de Guadalajara en el mismo período.
La Guerra de la Independencia supuso para Guadalajara, al igual que en toda España, la ruina de una gran parte de su patrimonio artístico. A la pérdida de la mayor parte de los objetos preciosos destinados al culto hay que añadir los robos producidos así como la pérdida de imágenes, pinturas y bibliote¬cas, hasta llegar a un número imposible de averiguar, dada la falta de inventarios previos a la ocupación francesa.
Y, mas concretamente, en lo que se refiere a los pueblos de los Borlaf se sabe que fue una zona de múltiples batallas y escaramuzas entre las que destacan la del 14 de Septiembre de 1810 cuando el enfrentamiento entre las tropas de El Empecinado y las tropas francesas dirigidas por el General Hugo acabó con el incendio de la Villa de Cifuentes y la del 3 de Mayo de 1811 cuando Los batallones del general Belliard despliegan una ofensiva en la comarca del alto Jarama con la intención de acabar con las de Juan Martín “El Empecinado” y Matías Vinuesa “El Cura de Tamajón”. Tras los distintos enfrentamientos, las tropas de los empecinados lograron salir victoriosas.
Otra perdida documental importante es la que se produjo durante la Guerra Civil Española cuando se perdieron o se destruyeron libros tanto Eclesiásticos como de Registros Civiles.

Juan Martin "El Empecinado"